lunes, 29 de junio de 2015

Poesía campesina en la nueva ruralidad. Presentación libro "Todo cocido a Leña", de Chiri Moyano.

Por Patricio Serey

Primero:

Quiero abrir esta presentación centrando un instante la atención en la dedicatoria, o poema introducción del Libro “Todo Cocido a Leña”, llamado “Canto al palmar”: Texto mántrico que recoge los sobrenombres actuales, e históricos (algunos perdidos en los recodos de la memoria), otros recordados y recuperados en plural, aparentemente transferidos de generación en generación, como si fueran un título nobiliario. Ahí están Los Chincoles, Los Chercanes, Los Locos del Valle, Los Leche Perra, Los Chancha Rubia, Los Mazamorra, Los Chevecha, Los Cabra Mocha y así un largo etc…  

Sobre “La velocidad de la caída” de Florencia Smiths

Por Raúl Hernández


Cada poema es una lucha, un lugar en donde nos jugamos la vida, en donde las preguntas se pierden en la noche y se escapan con las estrellas que caen como este libro y su velocidad. Con el vértigo, con la altura de nuestras miradas. Y quedan llagas, quedan grietas visibles ante cada lectura, cada instante en el que nos situamos en esta caída. Una caída que sucede en un hogar que prevalece en los momentos idos y venideros. Un hogar que sirve como escenario de amplitud, como sitio del suceso.

CASA DE BARRO CON MANZANO ADENTRO

Por Chanchán Olibos

Para empezar quisiera leer un poema de Chiri Moyano, el que condensa en su decir certero todos los símbolos que vendrán con la lectura del libro “Todo cocido a leña.” Se llama “Infancia”:
“No olvido/los versos escritos en la pared de adobe: hay que volver a sembrar la tierra/ y cuidar el agua/ como una gran pepa de oro/ y los niños que se columpien/ a la sombra de los olmos y sean el sol y la savia/ de este legado”.
El barro de nuestros juegos infantiles, trabajado por el genio inmemorial de la humanidad se convierte en el material de construcción insuperable, el adobe, uno de los símbolos clave de este poemario. La palabra grabada en el adobe permanece, vive en la memoria de las generaciones, como el lenguaje zoomorfo de los relieves de la milenaria Chan Chan, la ciudad más grande del mundo construida en barro. 

domingo, 14 de junio de 2015

El regreso a lo que no fue

sobre Un exilio, de Adriana Bórquez Adriazola

Ellos, los vencedores
caínes sempiternos
que de todo me arrancaron
Luis Cernuda

Por Felipe Moncada
 

Al leer este libro que se podría considerar una novela testimonial, es difícil sustraerse de la “parte emotiva”, esa que acostumbramos a llevar en la sombra en esta sociedad de triunfadores, esos caínes sempiternos, siempre listos a borrarnos con sus máquinas de la realidad.

Podemos leer en Un exilio, la historia de una mujer quebrada por la policía política de Chile en dictadura, esa que sobrevive de máscara en máscara a lo largo del territorio y del tiempo. Pero también es la historia del desencanto, pues Adriana, al relatarnos su exilio, no pretende conmovernos con una farsa heroica que alimente el relato de los eternos privilegiados, sino escribir como quien ya no tiene nada que perder, pues ha sido arrebatada de todo, de la familia, de los ideales, del cuerpo, así que de ahí en adelante irá con esa liviandad de quien vive en lo esencial, reconstruyendo su mundo a partir de los fragmentos que han sido dejados por un descuido de los oficiales de la totalidad.

En el Borde y con la PIEL dE GALLINA

por Hernán de Carlo
 
Piel de gallina es la figura que hace referencia a la sensación de escalofríos, no daré mayores detalles, pero esta novela  de Claudio Maldonado, (Curicó 1977) consigue atraer interés en las primeras carillas
Curicó es voz autóctona que denomina algo negro de aguas. Si mal no recuerdo y lo cual confirmo con mi Mac 2.0 de Apple.
A propósito de manzanas también recuerdo un fundo lleno de manzanas en Curicó. Al  sur de Chile y a mi primo Jorjunjín

miércoles, 3 de junio de 2015

Pequeños Migratorios


Por Miguel Castillo Didier

Con mucho agrado participo en esta presentación del tercer poemario de Claudio Guerrero. Hace ya varios años que conocí a Claudio, cuando era estudiante en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Chile. Siguió dos cursos optativos que estuvieron a mi cargo: uno dedicado a la Odisea de Kazantzakis y otro cuyo objetivo era examinar  algunos aspectos de la poesía de Kavafis. En ambos cursos hubo alumnos cuyos trabajos se distinguieron especialmente. Uno de los resultados de esos cursos fue la publicación por el Centro de Estudios Griegos de la Facultad de los trabajos de los alumnos Claudio Guerrero, Jorge Márquez y David Solís, en un tomito titulado Tres estudiantes descubren la Odisea de Kazantzakis y exploran la poesía de Kavafis.  

lunes, 25 de mayo de 2015

Un Exilio. Testimonio de Adriana Bórquez

por Silvia Rodriguez
https://drive.google.com/file/d/0B-_WP6AsebNDb1BqVlNYdmV5aTg/view?usp=sharing

martes, 21 de abril de 2015

El bosque nunca está en silencio

En torno a Silvestre, de Felipe Moncada
por Claudio Guerrero

Silvestre constituye el séptimo poemario de Felipe Moncada (nacido en Quellón en 1973), en trece años de trayectoria poética pública entre los Valles del Chile central, del Aconcagua al Maule y el puerto de Valparaíso, trece años desde que publicara en 2003 su primer título, Irreal.

Las montañas, surcos y ríos de los valles; el detenido y perpetuo contemplar de la naturaleza; el continuo acto de nombrar árboles, animales y aves; las reminiscencias sobre las vicisitudes de la vida cotidiana; algunas exposiciones de paradojas lógicas; el humor y la ironía; el escepticismo y objetivismo poéticos; una constante actitud de resistencia y dientes apretados; y, las alusiones a universos astronómicos y físicos, son algunas de las características de la poesía de Moncada que he podido pesquisar en el tiempo a partir de las intermitentes lecturas de su obra poética, incluyendo aquella hilarante revista de la que fue parte, La piedra de la locura.

lunes, 20 de abril de 2015

Materia de alucinación: Silvestre, de Felipe Moncada M.

por Ricardo Herrera Alarcón


Los dos primeros  poemas  de Silvestre funcionan como introducción al recorrido, la caminata que el libro propone. En “Urgente”, un correo del Monje (el poeta  Alejandro Lavín) “anuncia la fiesta de los avellanos”, mientras el destinatario del mensaje yace sumido en lo cotidiano, las minucias del diario vivir: el arriendo, la luz,  las deudas, las goteras en la cocina, en fin, toda aquella vana ambición que le impide bañarse en el sol y ser un “animal de puro lenguaje” que pierde “la vista en los cóndores”.
El segundo texto (“En el fuego”) hace nuevamente  presente la incitación al viaje, porque acá, donde estamos, todo parece fuera de foco y se hace necesario volver a la casa materna, a cierto estado anterior a la descomposición de un presente donde “la huerta seca/ cobija el esqueleto del maíz” y “la calavera de los girasoles/ se desgrana en la sombra”. Si no hubo futuro, ni arcadia posible, si hasta las palabras que “debieran traer consuelo/ (…) sólo traen imágenes”, la invitación es a volver a descubrir en las cenizas de la realidad alguna palabra que sobreviva y nombre el mundo.

Estos dos poemas son el prólogo a lo que vendrá, a la fiesta en medio del bosque, donde estamos convocados en las páginas siguientes, una arboleda donde Felipe se sujeta de todas las ramas  y echa semilla para hacer nacer un nuevo árbol.

miércoles, 1 de abril de 2015

UN VIAJE A UN SUEÑO POR SOÑAR

Sobre “SILVESTRE” DE FELIPE MONCADA (EDICIONES INUBICALISTAS, 2015)
Por Claudio Maldonado. 

Varias semanas estudiando la memoria de Borges, repasando la cartografía miope de su biblioteca infinita y entremedio de esos afanes, casi ilusorios de enseñar literatura, el libro Silvestre de Felipe Moncada en la mochila de mis días por hacer. Cobran sentido en mí estos poemas, significan emociones que van más allá de la fraternidad que tengo con el autor, del que se dice nació en Quellón en 1973, que vivió su primera juventud en Talca, que inventó una editorial inubicable, que a punta de buen catálogo, ha resistido los embates de la cultura de retail y también uno que otro pachotazo de los amigos independientes dependientes del libro marginal, pero también cool.

sábado, 21 de marzo de 2015

La imagen o la intensidad
Sobre La velocidad de la caída, de Florencia Smiths

La ausencia dura, me es necesario soportarla. Voy pues
a manipularla: transformar la distorsión del tiempo en
vaivén, producir ritmo, abrir la escena del lenguaje.
Roland Barthes

En La invención de la histeria, Didi-Huberman sostiene que, en gran medida, el trabajo desarrollado por Jean Martin Charcot no sería más que un montaje que las mismas histéricas y sus colaboradores se encargaron de construir. Estudiando, entre otras cosas, los movimientos musculares, la sensibilidad, y las secreciones de las mujeres privadas de libertad sin distinción alguna. Resaltaba en este proceso el taller de fotografía, que dejó un importante archivo de mujeres en estado de trance, ira o pasión desbordadas. Dichas imágenes constituían una parte del proceso de investigación y clasificación de la histeria, y sus posibles vínculos con la epilepsia. 
El ronco sonido del lenguaje
Presentación de Pequeños Migratorios, de Claudio Guerrero

el infierno no es nada que se encuentre, aún,
frente a nosotros, sino que es ya esta vida, aquí.
August Strindberg

En el Hades, las sombras de los muertos repiten al infinito el mismo gesto, señala Giorgio Agamben en Profanaciones. Ahora bien, hay que señalar que el autor no se está refiriendo a castigos ni torturas, ni siquiera a los condenados sino más bien a lo que proyecta de futuro la imagen que intentamos fijar por algún medio. Es quizá este ejercicio una forma de asignarle un lugar de tensión e inseguridad a nuestros deseos, una condición de inalcanzables. En este sentido, y sin la pretensión de adentrarnos o dar la impresión de una lectura desde el romanticismo, podríamos señalar que la forma de fijar dichas imágenes y no su descripción, es la que sitúa al poeta en un estado previo al lenguaje, entregándole el movimiento formal de éste, permitiéndole así expresar su pensamiento. 

lunes, 16 de marzo de 2015

Silvestre, la humanidad al servicio de los elementos

Por  Cristian Cruz



Han sido pocos los libros o poco los poetas que se han revelado al mundo con un grado contemplativo y pasión por los elementos. Podrían ser las causas a eso, que dicha poética se sitúa, o ha sido intencionalmente situada fuera del famoso canon, o fuera de la moda predominante en la generación. Difícil es además que, habiendo un territorio que exhala a cada momento el vaho de los materiales y por ende, exalta la bondad espiritual de la tierra, coloquemos fronteras infranqueables que no permiten la poetización por una parte, y la desidia lectora por la otra. Decimos esto mientras estamos en una montaña contemplando el Imperio de la Nieve, la autoridad de los árboles, la sencillez con que se mueven las manadas  en la planicie. Sí, es un deambular fuera de la urbe, literalmente, pero es un deambular sobre nuestra propia humanidad. Moncada coloca su humanidad, su espiritualidad al servicio del territorio,  su admiración y contemplación al servicio de las plantas y animales, de la fauna personalísima del poema. 

sábado, 7 de marzo de 2015

"Silvestre” o la poesía arcaica de Felipe MoncadaMijic

por Bernardo González Koppmann


“Para exigua vida / de este pájaro
es suficiente / un poco de música / del matorral
y el vino rosado del crepúsculo”

Alejandro Lavín


La obra poética de FMM (Quellón, 1973) ha venido construyéndose silenciosa y pacientemente desde “Irreal”, su primer título publicado el año 2003, hasta “Mimus”, editado en un ya pretérito 2013. Exactamente 10 años de trabajo literario que el autor quiso celebrar elaborando un extraño volumen por su levedad y la rara belleza de su propuesta poética, escritura que me he atrevido a reconocer como "arcaica" en el sentido clásico de la palabra. Hoy, en enero del 2015, su último trabajo literario finalmente emprende vuelo más allá de las manos del autor como un hermoso objeto libro, ilustrado además acertadísimamente por el maestro Chanchán Olibos. Se trata de una breve pero sustanciosa obra donde el poeta congrega sus textos escritos “a todo imperio” (1), como dicen por estos lados. Hablamos de “Silvestre”.

Introducción de Oficios Campesinos del Valle del Aconcagua

Cristian Moyano

La identidad de un pueblo, es el mayor legado que se le puede heredar a las futuras generaciones, esto se puede lograr manteniendo viva la cultura, los valores, el patrimonio, las creencias y costumbres. Son estos los elementos a cultivar por quienes sienten el compromiso de inmortalizar dicha identidad. Como autor del presente libro, los he adquirido a través de diferentes motivaciones, siendo la más importante y trascendental el hecho de haber nacido en Quebrada de Alvarado como representante de la cuarta generación de una familia quebradina.

El arraigo que siento hacia mi pueblo, es la inspiración y motivación para revivir parte de la historia de Quebrada de Alvarado y sus alrededores, escudriñando y desempolvando retazos de estas.

Durante los últimos años he investigado sobre la mayoría de los aspectos que le dan vida a la identidad de este lugar, como sus creencias religiosas, su antigua arquitectura, sus fiestas criollas y árboles genealógicos.

viernes, 6 de marzo de 2015

Visiones naturales de Axa Lillo

PRÓLOGO
por Marcela Prado Traverso


En la región de Valparaíso hay un lugar cerca de la Cordillera de la Costa y el mar llamado Limache, cerca de allí hay una localidad rural llamada Quebrada Alvarado, hermoso y estrecho valle agrícola, acompañado de río y de claras noches. Es ese el lugar que sirve de espacio real e imaginario a la poesía de Axa Lillo, al menos en su primera parte. No conviene ir al presente libro sin nombrar su obra anterior Ojos buenos (1994) metáfora, al menos en su primera parte, de un oasis vital, existencial, espiritual, -como quiera quien lo lea- en donde todavía se conservan, aunque con amenaza de pérdida, algunas prácticas, ritmos, hablas con las que la voz hablante se identifica plenamente.