Libro de Raúl Herrera y Rodolfo Schmal
Por Luis Herrera
En medio de la vorágine de la reforma educacional y la
discusión sobre la naturaleza de la gratuidad -las becas y la segregación,
leyes cortas y largas, acuerdos explícitos e implícitos-, se publica “La
universidad en Chile: presente y futuro. Reflexiones desde la provincia”
(Ediciones Inubicalistas, 2015), reflexiones de varios académicos que pretenden
poner énfasis en las claves de una universidad de calidad, su historia,
desafíos y problemáticas actuales y de cara al futuro.
Ediciones
Inubicalistas (Valparaíso) cierra un exitoso año de varias publicaciones de
primer nivel con “La universidad en Chile: presente y futuro. Reflexiones desde
la provincia” de los académicos Raúl Herrera y Rodolfo Schmal, fortaleciendo la
línea de “Ensayos e investigaciones” de esta editorial, que incluye, además, Encuentro chileno de editoriales
independientes (2012), Panoptismo,
silencio y omisión en la crítica literaria bajo dictadura (2015) y Diccionario de neologismos, disfemismos y
locuciones usuales (2015), entre otros.
El
libro ha sido editado por los académicos de la Universidad de Talca Raúl
Herrera y Rodolfo Schmal, contando con la colaboración de más de una docena de
profesionales de distintas universidades como de Tarapacá, Austral, Magallanes,
La Frontera y de Talca. Cuenta de nueve capítulos que reflexionan sobre
gobernanza, aseguramiento de la calidad, investigación, financiamiento,
formación, vinculación, sociedad, entre otros temas y aristas relacionadas con
la universidad actual. El campo de reflexión es amplio y profundo, abordando
“la universidad” desde múltiples perspectivas, con respaldos actualizados y
estudios pertinentes a nivel internacional, aunque no carente de algunas
redundancias entre los autores. En esa línea, temáticas como el financiamiento
de la educación superior son abordadas en toda su complejidad, historia,
trampas y virtudes.
La universidad hoy
No
es un misterio que la universidad en Chile ha cambiado en las últimas décadas.
La globalización, el mercado, las reformas y las demandas sociales han
reconfigurado el mapa de lo que significa la formación profesional
universitaria. La irrupción de la universidad privada, las metamorfosis de las
universidades regionales y la constante discusión sobre la calidad, tienen (o
debieran tener) a la educación superior en una profunda reflexión sobre las
problemáticas esenciales de su existir. Hacia ese propósito se orienta el
libro, que enfatiza en cómo el académico ha perdido terreno frente a las
lógicas de control y resultadistas de una mirada tecnocrática, poniendo en tela
de juicio y ambigüedad los objetivos que posee la universidad: generar
conocimiento, generar profesionales, investigación, aportar a la comunidad,
discusión de elite intelectual, formación humana, etc.
Se
constata, por tanto, como no es sorpresa, que Chile está lejos de pensar-erigir
una universidad de calidad. Un Estado ausente y un mercado que gobierna las
decisiones a todo nivel, ha creado una dinámica de sobrevivencia y competencia
transversal incluso a las universidades del CRUCH; con financiamientos para
investigación bajísimos en comparación a países desarrollados; y una falta de
regulación, fiscalización y aseguramiento de la calidad en cuanto a
financiamiento, becas, aperturas de carrera y real impacto profesional en la
sociedad.
Precisamente
el capítulo de “Financiamiento de las universidades” del académico Fernando
Cabrales, articula, desde una temática puntual, toda la problemática de la
universidad: se debe incrementar el gasto total en proporción al PIB; el gasto total
debe ser realmente eficiente; las rendiciones de cuentas deben ser óptimas y
estandarizadas; fomentar un desarrollo científico organizado y coherente en
todas las áreas; una extensión acordada y pertinente al entorno y la
universidad; fomentar las humanidades y las actividades artísticas, no sólo lo
concerniente a las “ciencias duras”.
Por
tanto, el tema no sólo pasa por la dicotomía añeja de público y privado (La U.
Diego Portales es un ejemplo de desarrollo universitario extraordinario,
viniendo del mundo privado), tampoco por la dicotomía CRUCH y no CRUSH (algunas
universidades del consejo de rectores no cumplen con estándares básicos de
calidad), sino por el financiamiento y el impacto eficaz (y evaluado) que este
tiene en las áreas que hacen de la universidad una organización compleja, desde
una concepción cualitativa y también cuantitativa; sin perder el norte, en
–tomando las palabras de Carlos Calvo- las relaciones posibles: interacción
académico-estudiante; interacción universidad-entorno; interacción
universidad-investigación; interacción investigación-desarrollo tecnológico;
interacción extensión-aporte a la comunidad; interacciones universidades-visión
país.
Desafíos
Cabe
detenerse, no obstante, en algunas exploraciones que los autores han iluminado,
abriendo desafíos a análisis más detallados y concretos. Si bien la crítica es
aguda y posee momentos muy lúcidos, es importante detenerse en que las críticas
acá señaladas no logran completar el cuadro en todas sus minucias, toda vez que
el marco del modelo criticado también permite la convivencia con este tipo de
críticas a los factores, estados, situaciones y mañas del sistema, ya que bajo
el lema de “la libertad y autonomía” el Estado nunca aterriza lo que realmente
se necesita respecto a calidad, desarrollo humano o, incluso puntualmente,
investigación; demandándose, de manera urgente, un trabajo de precisión y
definición clara. Es decir, aspectos radicales y fundamentales del objeto de
crítica, aún no se cuestionan con prolijidad de cirujano, que es menester en la
coyuntura discursiva de la educación superior actual.
Por
ejemplo, cómo pensar la universidad –y la Universidad Austral lleva mucha
experiencia al respecto- realmente vinculada con el medio, integrada como parte
del paisaje esencial de una ciudad, es decir, que la universidad sea un
verdadero valor agregado a la urbe y la región, motor de cambio y reflexión, y
no sólo un cúmulo de “elefantes blancos” que se alimentan de una academia a
puertas cerradas, firmas de convenios de escritorio o el ofrecimiento de actividades
en salones vacíos. Por poner un caso, la misma Universidad Austral ha sabido
crecer junto a la región: parques, museos, paseos dentro de la ciudad bajo su
administración universitaria; estudios medioambientales que orientan a la
población dónde construir, cómo generar turismo o, por básico que sea, dónde
bañarse; por consiguiente, nunca se sabe a ciencia cierta dónde empieza la
universidad y dónde empieza la ciudad: ambas en profunda simbiosis. Una
concepción de ese tipo, requiere una sistematización y análisis acabado para
fomentar su reproducción; cuestión que el libro aborda, pero no completa.
En
ese sentido, aún en deuda y desafío, el pensar el profesional, ser humano y
universidad que queremos no como un “buen resultado” en el modelo actual aquí
criticado. Pensar ello, por tanto, requiere el acordar y transparentar, qué se
espera de un profesional universitario, qué sociedad vamos a construir, qué
será lo fundamental del contexto del mañana y cómo actuamos día a día en el
aula de educación superior para que ello suceda. Esto es, medianamente, la
reflexión profunda que han realizado los países que han avanzado intensamente
en educación y desarrollo humano; y que las comisiones gubernamentales y
parlamentarias chilenas ignoran u omiten, cada vez que regresan de estudiar los
modelos educativos exitosos, remitiéndose –en su ceguera- a explicar con
calculadora de dónde sacar dinero para ponerlo acá y no allá, cómo controlar
más y como burocratizarlo todo, pero nunca deteniéndose en la raíz de los
fenómenos.
Sólo
un par de detalles negativos. Respecto a la elección de capítulos, la
generalidad de temáticas ha solido toparse y repetir reflexiones desarrolladas
en otros capítulos y ha dado demasiada relevancia a una concepción –en algunas
partes- muy general de cada temática, habiendo perdido la oportunidad en determinadas
instancias, de haber profundizado de forma más puntual en ciertas propuestas
claves sobre todo en lo que respecta a los “cómo se hace y entiende” la calidad
y la regulación. Por otro lado, el subtítulo de “Reflexiones desde la
provincia” podría insinuar que la discusión desde la provincia tendría más
relevancia en sí misma, y no sólo que los autores provienen de regiones.
Finalmente,
el pertinente análisis expuesto en “La universidad en Chile: presente y futuro.
Reflexiones desde la provincia” que se ha desarrollado pensándolo desde
adentro, requerirá de manera urgente el salirse de los marcos del modelo criticado
para generar un análisis, propuesta nueva, precisa y muy concreta desde afuera.
He ahí el desafío para los autores y la sociedad en general.
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